Producto añadido correctamente a su carrito de la compra
Hay 0 artículos en su carrito. Hay 1 artículo en su carrito.
Total (impuestos inc.)
La Bodega Pago de Carraovejas fue fundada en los años 80 por José María Ruiz Benito, en Peñafiel (Valladolid), con la gran ilusión de crear su propio vino para acompañar al cochinillo asado, el plato estrella de su restaurante, El Restaurante José María de Segovia. La bodega cuenta con unas instalaciones de 5.000 m2 de superficie, construidas en la localidad de Peñafiel (Valadolid). Sus viñedos se hallan en la parte más alta de las laderas del Otero de Carraovejas, en Peñafiel a una altitud media de 850 metros, sobre una ladera perpendicular al río Duero que atraviesa la localidad de este a oeste, protegidos de los fríos vientos del norte y de las heladas de tierras de Castilla. El terreno es suavemente ondulado, llano en el centro del valle; escarpado y abrupto conforme ascendemos. Las fuertes pendientes del viñedo llevaron a sus propietarios a utilizar el cultivo en terrazas, que además es favorable a las condiciones de maduración y a la aireación de los racimos. Tiene dos tipos de viticultura adaptadas a la orografía de la finca que se puede definir como viticultura tradicional en el valle y viticultura de montaña; en unos casos con pendientes superiores al 20% y en otros con terrazas en las laderas con excesiva pendiente, que producen una sanidad natural y una optimización del terreno y de las condiciones de insolación y aireación para la viña. Cultivan las variedades de uva Tempranillo, Cabernet Sauvignon y Merlot, en distintos sistemas de emparrado:
La responsable técnica de la bodega es Almudena Calvo Abad, que dirige un equipo de 40 profesionales entre los que se encuentran 3 enólogos, 2 ingenieros técnicos agrícolas, un químico y un doctor en tecnología de los alimentos. El renombre de sus vinos lo debe a su interpretación del vino a través del coupage final de las variedades de uva de cada tipo de vino, con el que consigue un vino muy comercial.
Pago de Carraovejas: claves del éxito de una bodega moderna
La historia de los grandes vinos de España se enmarca en familias de larga tradición vinícola, unidas con frecuencia a la nobleza y al clero. Pero como en todas las historias, en un momento del tiempo surge una revolución que da paso a nuevas oportunidades.
En Castilla y León, desde que los monjes cistercienses del monasterio de Santa María en Valbuena de Duero, encontraron el lugar idóneo para el cultivo del viñedo, bodegas Protos, Vega Sicilia y otras bodegas de Peñafiel presumen con orgullo de sus orígenes. En una zona de clima continental, con una pluviometría de media escasa, con veranos secos y crudos inviernos de temperaturas extremas, esta tradición iniciada en la Edad Media dió lugar, en el siglo XIX principios del XX, a las míticas bodegas de Ribera del Duero. Sin embargo, en los años 80, la recién creada denominación de origen Ribera del Duero, que ampara los viñedos ocupados en los márgenes del río, da lugar a otras bodegas que llegan a hacer sombra a las hasta ahora más conocidas. Una de ellas es Pago de Carraovejas; veamos cuáles son las claves de su éxito:
Desde su primera cosecha en 1991 hasta nuestros días, el vino Pago de Carraovejas lleva una progresión imparable de crecimiento y presencia en el mercado. Pago de Carraovejas es un vino comecial que a pesar del número tan elevado de botellas que se producen, "tiene todo vendido” antes de que la nueva añada vea la luz. Un buen vendedor diría: “me quedan las últimas botellas, llévatelas antes de que se agoten”, pero un experto en vinos seguro que no lo anunciaba, ya tendría unas cuantas botellas en su vinoteca. Y tú ¿ya tienes tu Pago de Carraovejas en casa?
El vino de quien fue cocinero
Entre los vinos de España más versátiles y fáciles de combinar con casi cualquier plato, encontramos el vino Pago de Carraovejas. Porque, como dice el refranero:“Hay que ser cocinero antes que fraile” En esta como en otras ocasiones, los dichos populares nos una solución muy clara. Para entenderlo, veremos este refrán en su versión completa:"El que ha sido cocinero antes que fraile, lo que pasa en la cocina bien sabe". Este proverbio, que se utiliza con frecuencia para señalar que una persona fue aprendiz o tuvo un empleo, profesión u oficio antes de ponerse a dirigirlo (o, incluso, antes de dedicarse a otro diferente), encaja a la perfección con José María Ruiz Benito, cofundador de las bodegas Pago de Carraovejas que revolucionó el concepto tradicional del vino en su mesón segoviano.
La historia comienza en 1982, cuando José María regentaba un restaurante en Segovia con el mismo nombre, en el que tradicionalmente se acompañaban los típicos asados castellanos con una jarra de vino tinto. Sin embargo, pronto pudo comprobar que una botella de vino, bien conservada y servida a la temperatura adecuada, potenciaba el sabor de las viandas horneadas. Así surgió la ilusión de crear un vino propio para acompañar las comidas de su restaurante, con concreto el cochinillo asado, su plato estrella. En 1987 lidera el proyecto de crear una bodega en la Ribera del Duero, junto a un grupo de empresarios de la zona, en un lugar de buenos vinos y cercano a su establecimiento, cuyo emplazamiento fuera adecuado para el cultivo del viñedo. Pocas veces antes los astros se habían confabulado mejor. El sitio elegido fue Carraovejas, un paraje cercano a Peñafiel, cuna de la Ribera del Duero, relativamente cerca de Segovia, a unos 80 kilómetros, y con un microclima favorable para el crecimiento de las cepas. Sin embargo, la apuesta no fue del todo segura. Se aventuraron a cultivar Cabernet Sauvignon, cuando la uva reina era la Tinta Fina, tal y como es conocido el Tempranillo en la Ribera del Duero, consiguiendo así elaborar el primer vino de la zona con un 25% de Cabernet Sauvignon. Pero el riesgo no acaba ahí. Instalaron el riego por goteo en sus viñas, para controlar el tradicional “estrés hídrico” de las cepas, e incorporaron en la crianza de sus vinos las barricas de roble francés. Apuestas arriesgadas que con el empeño y el buen hacer dieron sus frutos, obteniendo uno de los mejores vinos de la Ribera del Duero. Y mira por dónde que, quien buscaba un vino bueno y barato para comer con el cochinillo y la carne asada, obtuvo un vino expresivo, un vino de “terroir”, un vino que reflejaba fielmente la diversidad de climas, de temperaturas extremas y de suelos.
El mejor vino para regalar
¿Cuántas veces os habéis hecho la pregunta de cuál es el mejor vino para regalar? Sin duda muchas. Y estoy segura de que si no conocéis a fondo los gustos del afortunado que va a recibir el regalo, la probabilidad de acertar es mínima.
En el siguiente párrafo os voy a mostrar las 5 claves de por qué elegir el vino como regalo, y voy a demostraros que Pago de Carraovejas es uno de los pocos vinos buenos y baratos que, sin gastar demasiado, os van permitir acertar a la hora de regalar vino.
Siguiendo las estadísticas y con el ánimo, como en cualquier regalo, de acertar, los vinos más buscados son los vinos tintos, vinos de Rioja o vinos de la Ribera del Duero, vinos de crianza, y de un precio inferior a 30€. ¡Y cómo no, de nuevo encontramos Pago de Carraovejas!. En pocos vinos encontrarás mayor consenso entre expertos y aficionados.
Tres platos de un buen maridaje
Hace ya muchos años las personas hacían el camino con pan y vino; pero eso no significa que el mejor maridaje del vino sea el pan, sino que en tiempos de penuria y escasez, el pan es lo último que queda.
Las sopas de arriero, que no eran otra cosa que pan duro remojado en vino, reponían en un mismo menú a bestias y amo después de un largo día de trabajo. Pero una vez pasados los tiempos de sobriedad, volvemos al exceso para tomar un buen vino tinto de Ribera del Duero, con los productos típicos de la gastronomía de Castilla y León. Los vinos castellanos han acompañado a lo largo de la historia tres grandes platos:
Es difícil encontrar productos más sabrosos y menos pretenciosos que las carnes de ternera, de cordero, de cerdo y sus derivados, para acompañar el vino. Y si no, que se lo digan a Jose María Ruiz Benito, que en 1987, encabezó el proyecto de un grupo de aficionados al vino y empresarios, para elaborar un vino que acompañara el cochinillo y los asados de su restaurante segoviano.Del mismo modo que Castilla es una tierra de contrastes, donde uvas buenas salen de suelos pobres, de largos y frios inviernos y veranos cortos, secos y calurosos; los buenos vinos de la Ribera del Duero como el vino Protos, Pago de los Capellanes, el vino Pesquera y Pago de Carraovejas combinan bien con carne asada de cerdo y de lechal (como llaman al cordero de leche). Sin más condimento que una pizca de sal y una buena brasa.
La idea ya está lanzada, carne de calidad y un vino que está a la altura. Una prueba más de que el sabor de la humildad combina bien con el de las grandes añadas de un vino. Si quieres un consejo de profesional, acompáñalo de un Pago de Carraovejas, el vino que fue creado por un restaurador para los platos de su asador.
Zona: D.O. Ribera del DueroUva: Tempranillo, Cabernet SauvignonGrado: 14.5%Bodega: Pago de CarraovejasBotella: 75cl.
Zona: D.O. Ribera Uva: Tempranillo, Cabernet S., Merlot Grado: 14.5% Bodega: P. de Carraovejas Botella: 150cl.
Zona: D.O. Ribera del Duero Uva: Tempranillo, Merlot, Cabernet SauvignonGrado: 14,5%Bodega: P. DE CARRAOVEJASBotella: 75cl.
Zona: D.O. Ribera del DueroUva: Tempranillo, MerlotGrado: 13.5%Bodega: P. de CarraovejasBotella: 150cl.
Zona: D.O. Ribera del Duero Uva: Tempranillo, Cabernet S., Merlot Grado: 14.5% Bodega: Pago de Carraovejas Botella: 75cl.
Zona: D.O. Ribera del DueroUva: Tempranillo, Cabernet Sauvignon, MerlotGrado: 14.5%Bodega: Pago de CarraovejasBotella: 75cl.
Zona: D.O. Ribera del DueroUva: Tempranillo, Cabernet SauvignonGrado: 14.5%Bodega: Pago de CarraovejasBotella: 75cl.